El caso Famatina no es más que uno de los tantos proyectos que los monopolios mineros extranjeros como Osisko o la Barrick Gold pretenden instalar, apañadas por los gobiernos provinciales y el gobierno nacional. En estos 8 años de gobierno de los Kirchner el negocio minero creció enormemente y obtuvo aún más protección y beneficios que en los ’90, al tiempo que se mantiene la vigencia del Código Minero menemista, que implica, entre otras cosas, que las mineras paguen impuestos irrisorios, saqueando nuestros recursos naturales. Por eso no son casualidad las detenciones y causas abiertas a las y los activistas que ponen su cuerpo todos los días en defensa de la vida, incluso acusándolos de “terroristas” bajo la nueva Ley Antiterrorista.
Mientras tanto en la UBA, a través del Consejo Interuniversitario Nacional, se vienen aceptando los fondos provenientes de la minera Bajo La Alumbrera, ubicada en la localidad de Belén (Catamarca), donde su pueblo también se ha levantado por las consecuencias sobre sus habitantes y campos luego de quince años de explotación. Con esos fondos no solo se pretende desvincular al Estado de su responsabilidad en el financiamiento de la educación e introducir a las grandes empresas en la Universidad, sino también chantajear y subordinar a la Universidad para que legitime estos emprendimientos megacontaminantes. La UBA tiene que rechazar los fondos de La Alumbrera.
La pelea del pueblo de Famatina es una pelea nacional y viene cosechando múltiples apoyos. En las universidades y terciarios de la Capital Federal también somos muchos los que decimos:
¡Por el agua, por la vida! ¡No a la megaminería!
¡No al saqueo de nuestros recursos naturales!
¡Por el rechazo de los fondos La Alumbrera!
¡Famatina no se toca!
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