El
debate sobre el proyecto de ley que propone el derecho a voto optativo
para jovenes entre 16 y 18 años, nos invita a expresar una voz en el
asunto. Reconociendo a los jovenes como sujetos políticos, tenemos un
buen punto de partida para reflexionar sobre la realidad de miles de
adolescentes en nuestro país.
En primer lugar, vemos en esta
iniciativa una ampliación de derechos, como también una buena
posibilidad de
reafirmar la participación política de la juventud. Durante largo
tiempo los jóvenes hemos sido estigmatizados de las formas más diversas:
ya sea como una generación sin proyectos, absorbida por el
individualismo y el culto al consumo o incluso como sujetos
potencialmente peligrosos. Esto último aparece de manera abierta en
proyectos como el que reclama la baja de la edad de imputabilidad,
iniciativa que casualmente fue puesta en la agenda pública por Daniel
Scioli, gobernador del oficialismo. Por el contrario, entendemos que los
jóvenes hemos demostrado una profunda vocación política en la historia
de nuestro país, como también a lo largo y ancho de Nuestra América.
Allí donde se desarrollaron los cambios más profundos y los procesos
sociales masivos, la juventud fue una de sus protagonistas.
Ahora
bien: sería ingenuo entender este acceso a las urnas como una
democratización de la práctica política en si misma. Porque detrás
de la mirada social sobre nuestros jóvenes, detrás de los
posicionaimientos intelectuales y la busqueda en vano por asignar una
edad que determine la madración intelectual, están las condiciones
materiales de millones de niños, niñas y adolescentes. Entendemos que
ese es el marco necesario (imprecindible) para desarrollar este debate .
Las
posibilidades de integrarnos en forma plena a la vida política de
nuestro país, nos obliga a reconocer también las condiciones de nuestros
jovenes y la situación de vulnerabilidad de derechos ya conquistados.
Mientras muchas provincias han dictado legislaciones progresistas – por
caso, en la Provincia de Buenos Aires la ley 13.298 de Promoción y
Protección Integral de los Derechos de los Niño – al mismo tiempo se
desfinancian las políticas públicas orientadas a los jóvenes, se
estigmatiza a los chicos pobres por el solo hecho de ser pobres y se
vincula a buena parte de los adolescentes con la
inseguridad y el delito. En este último caso, también es importante
reconocer que la edad de votación y la edad de imputabilidad responden a
fenómenos sociales distintos. Insistimos que no se trata de determinar
una edad biológica donde asumir derechos y obligaciones dispares, sino
ubicar en el contexto las necesidades reales de nuestra sociedad. Asi es
que a la hora de discutir la baja de la edad de imputabilidad, se pone
en juego la orientación de las políticas públicas en materia de
seguridad, donde los jovenes aparecen como chivo expiatorio de una
problemática social.
Creemos entonces que este debate debe
encontrar a los legisladores y al conjunto de la sociedad discutiendo la
situación de nuestros jóvenes, como así también apoyando mayores
niveles de participación. Sostenemos que además de tener toda una
historia y un presente en la vida política de nuestro país, somos
también una enorme proyección de futuro. Estamos
dispuestos a seguir poniendo en disputa el sentido de la política:
generando nuevas herramientas para el campo popular, participando de
espacios políticos, gremiales y culturales, generando pensamiento y
acción crítica, escapando al conformismo, recreando nuestro espíritu
rebelde y disruptivo, y con el desafío de seguir construyendo nuevos
horizontes hacia donde caminar.
ENEOB - Encuentro Nacional de Estudiantes de Organizaciones de Base
No hay comentarios:
Publicar un comentario